5º turno, Día 12

Queridos lectores:

Ha llegado la hora, esa hora que tanto nos temíamos que llegaría de un momento a otro. Desde las páginas de vuestro periódico el departamento de vídeo, de fotografía y de redacción solo os puede dar las gracias, por todo lo que habéis aportado y luchado para que esta actividad se convierta en una de las mejores de todo el verano 2010. Sin vuestras ganas, ímpetu y dedicación nada de esto hubiese sido posible. Aprovecho la oportunidad para agradecer a mis compañeros su apoyo y todo el material que me han podido facilitar. Solo nos queda la esperanza de volvernos a encontrar, pero para ellos todavía tendrá que pasar un añito. Así que a todos y ante todo: ¡¡ ADIOSSS!!

Llegué una tarde de Junio a la puerta de la colonia, aparqué mi coche y metí los pies en el mar. Por delante quedaban dos meses largos de vivencias, experiencias y momentos inolvidables. De esto parece que hace dos días…pero ha pasado ese tiempo dos meses largos.
Y una vez más, este día de clausura del quinto turno vuelve a ser complicado, difícil, casi imposible. Te pasas el tiempo preguntándote, ¿Qué tiene esto para que guste tanto?...Yo casi no lo sé y tampoco sé si quiero saberlo alguna vez. Sólo tengo claro que mi adiós esta vez puede ser definitivo, un adiós para siempre. Porque nada es para toda la vida y porque nada se tiene que hacer eterno.
Las duchas, el comedor, las actividades, las veladas, los pasacalles, los juegos, los recreos, los paseos por el pueblo, las clausuras, los días especiales…todo va pasando como por arte de magia a ese rincón de las reminiscencias donde seleccionamos lo mejor de cada minuto para guardarlo siempre con nosotros. Mañana cuando a las doce menos algo se vaya el último niño este lugar quedará vacío, casi muerto. Es como si de repente la colonia, dejara de existir. Como si cada rincón entrase en un letargo sólo roto a veces por el ruido de una maleta en la galería de zona baja. Y es que sólo vosotros, los niños, conseguís que este sueño tenga sentido.
A mí sólo me queda dar las gracias. A los que confiaron en mí, por confiar. A los monitores por aguantarme y por ser la base de este proyecto. A los niños por sus regalos diarios en forma de broma, sonrisa, comentario, travesura. A los que están y a los que estuvieron. Gracias a los que me hicieron reír y me hicieron llorar. Gracias a los que tuvieron una palabra de ánimo en ese momento exacto en que la necesitas. Gracias a todos y gracias por todo.
El Sábado me marcharé de aquí, aparcaré mi coche y supongo que meteré los pies en el mar y en la arena dejaré mi huella orgulloso de que un día formé parte de esta gran familia, que con sus cosas buenas y sus cosas menos buenas es la Colonia Infantil de Sabinillas.
Una vez más, a todos, gracias de corazón

Chito